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martes, 22 de noviembre de 2011

Tecnologías apropiadas de la información y la comunicación en cooperación al desarrollo

Autores: C. J. Solana Cipres, M. D. Jiménez & E. Valero Rodríguez (2011)

 

Resumen

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) suponen una herramienta fundamental en la Cooperación al Desarrollo porque favorecen el desarrollo de las regiones mediante el incremento de la productividad, la aparición de nuevas oportunidades, el acceso a mayores volúmenes de información y la facilidad para la comunicación. No obstante, las TIC deben suponer un medio para satisfacer las necesidades básicas y no un instrumento para competir por los recursos limitados y, dado su carácter transversal, favorecen el desarrollo en ámbitos como la salud, la economía, la educación o la gobernabilidad. Sin embargo, el vertiginoso avance de la tecnología en la actualidad no debe suponer un impedimento para la expansión de las TIC sino que más bien se deben aprovechar las tecnologías que se consideren más apropiadas en cada programa teniendo en cuenta la situación económica, social, geográfica, cultural y política del beneficiario.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Número de Móviles en función de la Renta per Cápita - Jugando con Google Public Data Explorer

Después de un rato jugando con Google Public Data Explorer(explorador de Datos Públicos de Google) y emulando a mi apreciado Hans Rosling del proyecto Gapminder, me he puesto a jugar con los gráficos dinámicos. En esta ocasión he cruzado el número de teléfonos móviles por cada 100 habitantes con la renta per cápita. Se aprecia, como es lógico, que a menor poder adquisitivo, menos suscripciones a móviles, aunque el comportamiento dista mucho de ser perfectamente homogéneo. De esta manera te encuentras con países como Estonia (188 móviles por cada 100 personas y menos de 20000$ al año de renta per cápita) mientras que Canadá tiene un tercio de móviles pese a tener casi el doble de ingresos por habitante (64 móviles y 36000$).

 

Detección de oportunidades

En los países con menores ingresos también hay diferencias notables y dignas de análisis. Países como El Salvador o Guatemala tienen altos índices de penetración de dispositivos móviles (113 y 109 por habitante respectivamente) mientras que Angola, con una renta per cápita similar a la de Guatemala, apenas registra 38 móviles por cada 100 personas. 
Sin duda, este tipo de representaciones gráficas representa una ayuda vital para la toma de decisiones estratégicas de entidades pequeñas y medianas, que no pueden mantener un servicio de documentación propio. Por ejemplo, una pequeña ONG que ayude a que los campesinos decidan el mejor mercado local en el que vender su producto mediante un sistema basado en la telefonía móvil sabrá que tiene más probabilidades de éxito ayudando a los guatemaltecos que a los angoleños.

Dale al play

Pero la gran potencia de este tipo de gráficos reside principalmente en que puedes "darle al play". Los datos recopilados durante años se visualizan fácilmente al ver cómo "corren" las bolitas que representan a cada país. De esta manera vemos que los países nórdicos fueron los que tomaron la delantera, llegando a penetraciones de 50 móviles por cada 100 habitantes en 1997.
La República Checa y Portugal vivieron su lustro prodigioso entre 1997 y 2002, pasando de 10 y 15 de cada 100 a alcanzar a Noruega al final del periodo. En la carrera por alcanzar los 100 móviles por cada 100 habitantes, hay que parar en el año 2001 para obtener una "foto finish" y percatarnos que fue Luxemburgo el primer país en llegar.
Una reflexión para la esperanza es ver cómo en los últimos años muchos países "aplastados" en la zona baja de la renta per cápita han logrado alcanzar cotas razonables de penetración del móvil... los más cínicos dirán eso de que "el dinero para comer se lo gastan en móviles". Yo prefiero pensar en que son países con una gran oportunidad para el futuro (y no sólo para las empresas de telefonía).

Sustaining ICT for Development Projects: The Case of Grameenphone CIC

Autores: M. Sein, Irtishadahmad & G. Harindranath

Information and communications technology is increasingly being used to enable social and economic development of underdeveloped economies. In this paper we draw on the literature on ICT for development to propose four conditions necessary for the sustainability of such initiatives: appropriate positioning of the project for finance flow, appropriate content, the need for a local catalyst, and an appropriate view of ICT within the project. We then present an evaluation of the Grameenphone CIC initiative against these four conditions. We argue that while it may not always be possible to discover linear cause-effect relationships vis-à-vis sustainability, ICT for development initiatives such as Grameenphone CIC can build in mutually reinforcing elements of sustainability based on the four conditions proposed here.

martes, 15 de noviembre de 2011

CES, el comercio sin dinero

CES, el comercio sin dinero
CES es una comunidad virtual de intercambio de servicios. Con sede en Sudáfrica y constituida como una organización sin ánimo de lucro, esta comunidad, al contrario que el sistema de intercambio económico, no utiliza una moneda física. La idea de que se necesita contar con una moneda para poder llevar a cabo una actividad mercantil es antigua y resulta cada vez más irrelevante en esta era de las tecnologías de la comunicación. La información puede reemplazar a las monedas de forma sencilla y, al mismo tiempo, eliminar la mayor parte de los problemas asociados con el dinero estándar.


La ventaja de este sistema de intercambio es que, debido a que no cuenta con una moneda en sí, no requieren de una autoridad que la fabrique o la provea, y además no se requiere contar con ella para empezar a realizar intercambios. En CES, el dinero es una base de datos que guarda la información sobre quién prestó qué servicio a quién y quién vendió qué a quién. Debido a que la moneda no se crea ni es restringida por un tercero, no puede escasear, mientras que en el sistema económico sí puede haber falta de liquidez.

El sistema CES recopila y distribuye un directorio de los bienes y servicios que sus usuarios ofrecen, junto con la lista de sus necesidades y sus requisitos. Cuando un usuario necesita algo que se ofrece en el directorio, contacta con el vendedor y se lleva a cabo el intercambio. El comprador “paga” al vendedor mediante la firma de un documento comercial del vendedor, o entregando un documento tipo cheque en el que se valora el servicio prestado o el bien adquirido. Un administrador introduce los datos de deudas e ingresos en el sistema, donde las ventas quedan registradas como créditos y las adquisiciones como débitos. Por su parte, los usuarios reciben un balance periódico de su cuenta en el que pueden verificar el estado de sus intercambios.

A pesar de que este es un sistema de intercambio que no incluye impuestos, sus intenciones son nobles: pretende crear un sistema más justo en una sociedad en la que la riqueza esté distribuida según la aportación de cada uno, no según su habilidad para “hacer dinero”. En los países en los que el sistema ha llegado a formar parte del intercambio diario, los gobiernos han decidido ignorar el vacío fiscal al darse cuenta de que este sistema supone un importante ahorro en los costes sociales. En algunos casos, el propio estado ha decidido cobrar sus impuestos en servicios por parte de CES. La ventaja de que la red sea internacional es que los créditos que se ganan en un país pueden ser gastados en otros, y que se puede realizar un intercambio en una zona geográfica que se pretende visitar.


En todo el mundo existen diversos sistemas de comercio similares que son conocidos comúnmente como Sistemas de Intercambio Comunitarios (CES), Sistemas de Intercambio Comercial Local (LETS), sistemas de comercio basados en el crédito mutuo, o bancos de tiempo.

Aparte de utilizar la información en lugar de las monedas para efectuar una transacción mercantil, los sistemas de intercambio se centran en la comunidad con la intención de fomentar su desarrollo y mantener la riqueza allá donde esta se crea. CES no ofrece solamente este intercambio local, sino que también ofrece la posibilidad de llevar a cabo un intercambio a escala global, intercomunitaria.

Los sistemas de intercambio complementarios fomentan la verdadera riqueza de las comunidades y contribuyen a la recreación de un sentido de valoración y autoestima entre sus usuarios. En todos los lugares donde se aplica este sistema existe la sensación de que la comunidad está adquiriendo un valor añadido, sumando bienes y servicios que quizás antes no se ofrecían. Este tipo de intercambios es una buena fuente de bienes y servicios que pueden ser escasos en los altibajos de la economía y servirán para proteger a la comunidad de las fluctuaciones de la moneda nacional.

martes, 18 de octubre de 2011

Siete bancos de tiempo operan en Barcelona para cruzar favores entre socios

No es necesario que el intercambio tenga lugar entre las dos mismas personas; es una bolsa de servicios al alcance de todos los asociados

Vida | 25/05/2010 - 01:44h | 25/05/2010 - 08:53h- http://www.lavanguardia.com/vida/20100525/53933533287/siete-bancos-de-tiempo-operan-en-barcelona-para-cruzar-favores-entre-socios.html MARÍA-PAZ LÓPEZ / ISABEL S. COBALEDA, Barcelona

Será por la crisis económica o porque en una sociedad urbana con prisas y estrés, el tiempo es un valor al alza. Por uno u otro motivo, cada vez más barceloneses han decidido invertir en ese material precioso. Los bancos de tiempo, entidades que arbitran el intercambio gratuito de servicios por un tiempo determinado entre personas que quieren echar una mano y a la vez recibir alguna compensación, están creciendo. En el último año, han surgido o se han consolidado en distintos barrios de la ciudad siete bancos de tiempo, en los que participan unas 1.500 personas.

"Hoy puedes pedir que te preparen una tortilla de patatas y mañana que te hagan el bajo de un pantalón. No hay ningún tipo de compromiso, cuando te piden un servicio puedes decir que no explica Mariona Salleras, responsable del banco de tiempo de Sant Martí. Pero cuando alguien viene aquí es porque sigue una filosofía que le gusta. Por tanto, es un compromiso con uno mismo".

Los bancos de tiempo funcionan sin dinero, y el intercambio de conocimientos, servicios y habilidades es la moneda de cambio. Todo el mundo tiene algo que ofrecer y también necesidad de pedir algo en algún momento. Por eso, esta iniciativa se basa en la reciprocidad. Todos los servicios tienen el mismo valor; lo importante es que se lleven a cabo en el plazo de una hora.

El funcionamiento es sencillo: al inscribirse, el nuevo miembro rellena una ficha con los servicios que ofrece y los que aspira a obtener, y recibe una lista con los datos del resto de los socios y sus números de teléfono. Los miembros se ponen en contacto entre sí directamente, sin necesidad de pasar por la secretaría. Además, reciben un talonario de tiempo en el que apuntan el número de horas dedicadas a un servicio, y le entregan un cheque a la otra persona una vez finalizado el intercambio. Mensualmente, los socios entregan los cheques a la secretaría, que controla así que no haya un desequilibrio exagerado entre tiempo dado y recibido.

Acompañar a personas mayores al médico o a la compra, realizar pequeñas tareas domésticas, enseñar informática o cuidar animales y plantas son algunos ejemplos de un abanico de servicios inacabable. De hecho, existen ofertas sorprendentes, como tasar joyas, dar consejos a mujeres embarazas o montar un coro. "Yo enseño a cocinar y también, como me gusta mucho la poesía, a veces comparto mi tiempo con otros socios hablando de poemas o leyendo los míos propios", cuenta Paco Jover, socio del banco de tiempo de la Barceloneta.

A través del intercambio de tiempo y de favores, surgen amistades, los socios se sienten más acompañados, y se reaviva la costumbre de toda la vida de ayudarse entre vecinos. "Mucha gente usa el banco de tiempo como terapia. Al ayudar a los demás, sube la autoestima", dice Cecilia Costa, trabajadora de este banco, que surgió como un proyecto dentro del plan de desarrollo comunitario, destinado en su origen a mejorar la vida de las personas mayores del barrio.

Las personas que participan en este tipo de intercambios tienen que estar dispuestas a pedir ayuda y eso, a veces, cuesta. "En Catalunya está muy arraigada la filosofía del voluntariado, que coloca a las personas en dos niveles diferentes: las personas que ayudan y las ayudadas, pero los bancos de tiempo igualan a las personas, porque todos damos y recibimos", arguye Josefina Altés, coordinadora de Salut i Família, asociación que gestiona con el Ayuntamiento estos proyectos que están repartidos por toda la ciudad.

En Barcelona actualmente hay siete bancos del tiempo: en Sant Martí, el Raval, Bon Pastor, Gràcia, Barceloneta, Sarrià-Sant Gervasi, y un nuevo banco que se ha puesto en marcha recientemente para los trabajadores del departament d'Interior de la Generalitat de Catalunya. Todos ellos están financiados por el Consistorio, excepto el último, que está subvencionado por la Generalitat. "Las necesidades de cada banco son diferentes explica Josefina Pasamar, voluntaria de la secretaría del banco de tiempo de Gràcia. El concepto es el mismo, pero la aplicación en cada barrio se tiene que acoplar a las necesidades de los vecinos".

Los bancos de tiempo surgieron como una iniciativa vecinal en Italia, a principios de los años ochenta, para que las mujeres trabajadoras pudieran ayudarse mutuamente y así disponer de más tiempo libre. Ahora, cualquier persona, exceptuando los menores de edad, puede formar parte de ellos. Barcelona importó el modelo italiano a finales de los años noventa, para promover la cooperación y la relación entre vecinos, en una sociedad que comenzaba ya a rozar los límites de la frialdad y el desconocimiento del entorno.

Así, uno de los objetivos más importantes es que el contacto entre vecinos crezca y nadie se sienta desatendido. "Dentro del banco de tiempo se hacen amistades, se llaman entre ellos, van a cenar fuera, quedan los fines de semana para hacer excursiones afirma la responsable del banco de Sant Martí. Pero esas personas siguen en el banco ofreciendo y pidiendo servicios. Con todo, si no lo hicieran, creo que el objetivo ya está cumplido: acercar a la gente del barrio, devolver favor por favor".

Mercados de intercambio y bienes compartidos abren nuevos modelos de consumo

Compartir, reparar, rehabilitar o sortear intermediarios demuestran la pujanza de formas de economía en las que no todo es dinero y beneficios


La Vanguardia - Vida | 09/08/2011 - 00:57h- http://www.lavanguardia.com/vida/20110809/54196978686/mercados-de-intercambio-y-bienes-compartidos-abren-nuevos-modelos-de-consumo.html

Antonio Cerrillo
Antonio Cerrillo, Barcelona 


Cuando tengo necesidad de obtener algo, antes de llevarme las manos a la cartera envío un mensaje a la lista de correo electrónico porque sé que allí siempre habrá alguien que me dará una respuesta. Necesitaba una raqueta para que el niño fuera a jugar a tenis, envié el mensaje por internet y varias personas me la ofrecieron enseguida gratis". Así se expresa una joven madre al dar cuenta de su experiencia en la red Xaingra, de Gràcia (Barcelona). De hecho, tanto los mercados de intercambios como las viviendas compartidas por jóvenes o la compra de productos agroecológicos al payés sin intermediarios demuestran la pujanza de formas de economía en las que no todo es dinero y beneficios. Compartir, reparar, rehabilitar o sortear intermediarios cotizan al alza... al menos en épocas de crisis.

Entre las iniciativas de economía sin dinero que han surgido en Catalunya destaca el mercado de intercambio de bienes de la plaza de la Virreina, en Gràcia (Barcelona), en donde es posible el trueque de casi todo una vez al trimestre. Este mercado se complementa con la red de intercambio por internet Xaingra de Gràcia, que permite cruzar las necesidades de las 1.500 personas que están en su lista de correo.

"El sistema económico no nos ha educado para compartir, pero es imposible crecer indefinidamente en un mundo finito. Es falso el dilema de crecer, devastando el planeta, o bien que la economía se hunde. Una economía basada en la devastación de la Tierra y la explotación de unos sobre otros es insensata. Preferimos crear e imaginar otros modelos socioeconómicos", indica Dídac Costa, uno de los promotores de la Ecoxarxa del Montseny, un mercado de intercambio que se celebra una vez al trimestre en La Costa del Montseny.
En este caso, el intercambio incluye una moneda local, el ecoseny, que circula en las ferias de trueque. Costa pertenece a esa generación de jóvenes sobradamente preparados (sociólogo, cinco idiomas) críticos con una sociedad que bloquea el acceso al mundo laboral a los jóvenes ("o te condena a cobrar menos de 900 euros, cuando el alquiler cuesta 1.000") que rehuyó a tiempo la tentación de hipotecarse y que ha convertido su precaria economía en menos precaria a fuerza de compartir cosas. Ahora se ha involucrado en un proyecto de rehabilitación de una vieja colonia industrial abandonada en el Anoia, en donde convivirán varias decenas de jóvenes más.

Claudio Cattaneo, un joven economista ecologista, decidió hace diez años irse a vivir a una masía en la sierra de Collserola en Barcelona. Allí vive en un grupo de la buena vida formado por una veintena de personas más, con las que comparte los gastos (comida, mantenimiento de la casa, huerto..), de manera que el grueso de su economía "no es monetaria", aunque completa los ingresos con algunas clases en la universidad. "Mucha gente se ve abocada a este estilo de vida porque cada vez es más difícil vivir en las ciudades y vivir dependiendo de encontrar un trabajo o una casa. Es una opción que puede ser consecuencia de una obligación. Pero, una vez que entras en un grupo y ves cómo funciona, se abren grandes posibilidades de relación e intercambio".

La necesidad de tener viviendas a precio asequible explica el nacimiento de Sostre Cívic, una cooperativa que promueve casas o pisos donde los ocupantes adquieren un derecho de uso a cambio de una pequeña cuota, aunque la propiedad sigue siendo de la cooperativa. Su primer proyecto puede ser la rehabilitación de un viejo inmueble residencial en El Figaró (Vallès Oriental). Raül Robert, su presidente, indica que Sostre Cívic persigue también que los bancos y promotores (que tienen centenares de pisos sin expectativas de ser vendidos por la crisis) los cedan temporalmente, para ser alquilados a precios módicos, o que los vendan con condiciones de financiación muy favorables. Sostre Cívic quiere que la futuras normativas ayuden a hacer despegar este modelo para acabar con un viejo sistema de ayudas públicas (a las viviendas de protección oficial) que no ha revertido a la sociedad, y que "no ha creado un stock de viviendas asequibles".

Estas experiencias pueden ser interpretadas como una respuesta de la ciudadanía frente a la crisis y una búsqueda de nuevas maneras de vivir independientemente del mercado. Pero "también podemos considerar que todo esto se inserta en corrientes que entroncan con prácticas de vida en comunidad que se remontan a los años sesenta y setenta, sobre todo en Alemania, y en las que se preconizaba un modo de vida regida por principios ecologistas", dice Joan Martínez Alier, profesor de Economía de la UAB.

Martínez Alier estima que en los últimos años se han asentado nuevos valores sociales. Ha crecido la convicción de que los recursos naturales son limitados, hay una crisis climática y estamos ante "el pico del petróleo que anunció ya el geólogo Hubbert en 1950", por lo que "el coste energético de la energía está aumentando". Todo eso hace que cobre importancia la conciencia de que existen límites ecológicos o de consumo. ¿Desciende el número de coches porque la gente no tiene dinero o porque se pone de moda no tenerlo?, se interroga Martínez Alier.

Muchas de estas iniciativas responden a la libre voluntad de las personas, que se sienten más cómodas en un ambiente de cooperación. "A fin de cuentas, como especie, hemos evolucionado gracias a la cooperación, que ha sido una de la bases de nuestra prosperidad", dice Beatriz Rodríguez-Labajos, economista de la UAB. "Pero también es verdad que hay quien quiere participar en los beneficios del sistema y este lo rechaza.
Seguramente, lo que vemos es una combinación de las dos situaciones", cree. Tal vez a muchos de estos jóvenes (expresión vital y organizada del 15-M) les iría bien el crecimiento para tener un trabajo remunerado, pero los indignados no creen en esa solución, dice Martínez Alier.

Una cooperativa para los vecinos

LL. P. - Barcelona - 28/12/2003
ElPais - http://www.elpais.com/articulo/cataluna/cooperativa/vecinos/elpepiautcat/20031228elpcat_16/Tes

La Red de Intercambio de Gràcia (Xaingra) nació a partir de las protestas contra el Banco Mundial en junio de 2001. Entonces, decenas de vecinos se reunían ante varios McDonald's, que se han convertido en un símbolo del neoliberalismo para los movimientos que reclaman una nueva globalización. "Después de las manifestaciones, creímos que sería más útil crear alternativas locales al sistema y decidimos emprender la creación de una cooperativa de consumo", explica Carles Rovira, miembro de Xaingra.


Estos vecinos decidieron organizarse en comisiones para comprar todos los artículos de consumo habitual directamente a los productores. Después, los artículos se reparten entre las 45 familias al precio de coste. "Cada miércoles montamos un mercadillo en el que tenemos todo tipo de alimentos. Hacemos turnos entre los vecinos y hasta el momento siempre hemos cuadrado la recaudación. De esta forma, evitamos los costes de distribución", explica Montserrat Prió, también miembro de la asociación.

Actualmente, 40 familias más del barrio están interesadas en ingresar en esta cooperativa, por lo que la asociación ya se plantea abrir un segundo grupo de consumo. Para cubrir el resto de necesidades, los miembros de Xaingra usan los mercados de intercambio, en los que puede participar cualquiera.

Bancos de tiempo para conciliar Empiezan a proliferar en España los proyectos de intercambio de servicios entre compañeros de centros de trabajo

JOSEP M. SARRIEGUI 13/01/2008
ElPais - http://www.elpais.com/articulo/carreras/capital/humano/Bancos/tiempo/conciliar/elpepueconeg/20080113elpnegser_10/Tes

Un compañero de trabajo necesita que alguien se ocupe de cuidar a sus padres enfermos durante un sábado en el que le toca guardia. Cuelga su petición en el sitio web de la organización en la que trabaja y ofrece, a cambio, cocinar durante unos días para quien pueda echarle una mano. Otra persona se ofrece para cubrirle esas horas en su casa. Es un caso típico y real, extraído del Servicio de Asistencia a la Comunidad Universitaria (SACU) de la Universidad de Sevilla, una de las precursoras en España de este tipo de iniciativas. Lo que en la década de los noventa empezó siendo un movimiento vecinal impulsado por asociaciones cívicas y ayuntamientos, los bancos de tiempo para intercambiar actividades y servicios, se está empezando a desplazar a los centros de trabajo. La preocupación por conciliar la vida laboral y la personal de los empleados de empresas, organismos y administraciones públicas está detrás de este movimiento.

El pasado mes de noviembre se presentó en Baleares el proyecto denominado Tiempo de Trabajo y Ocio, desarrollado por la Agrupación Balear de la Calidad de Vida, de la que forman parte la Consejería de Trabajo del Gobierno balear que dirige Margarita Nájera, los ayuntamientos de Ibiza y Calvià y la Fundación Universidad Empresa, entre otros. Entre sus objetivos destaca la promoción y asesoramiento de bancos de tiempo en los centros de trabajo y en las organizaciones. Ha sido uno de los últimos organismos que se han unido a esta tendencia en crecimiento. Según su texto de presentación, nace para "conciliar vida familiar y vida profesional, así como reintegrar a los hombres y las mujeres que han abandonado el mercado laboral, mediante el desarrollo de formas más flexibles y efectivas de organización del trabajo y servicios de apoyo".

Poco antes, en octubre, La Federal de Villacís, una pequeña agencia de publicidad de Murcia, fue galardonada con uno de los premios regionales a las mejores prácticas de conciliación concedidos por la agencia de comunicación CVA y el Ministerio de Trabajo. Lo obtuvieron por la puesta en marcha de un banco de tiempo entre su plantilla y otras medidas de flexibilidad horaria. Nieves Lázaro, directora de la compañía, defendió la iniciativa asegurando que "no es verdad que cuanto más tiempo se está en la empresa se produzca más". En su caso, ofrecen una bolsa de cuatro horas -disponibles en todo momento para cada empleado, retribuibles y recuperables-, que pueden utilizarse para resolver cuestiones personales e imprevistos. La propia plantilla gestiona esta bolsa de tiempo y comprueba que nadie se exceda de ese margen de cuatro horas sin haberlas recuperado previamente. Al acabar el año el reloj se pone a cero. Nadie puede tener horas pendientes con la empresa. Es sólo un ejemplo más de los movimientos que se están produciendo en este terreno.

Trueque de trabajos

Rosa Muñoz, profesora de Empresariales de la Universidad de Sevilla y responsable del SACU, es una acérrima defensora de los bancos de tiempo y una de las precursoras de su traslado a los centros de trabajo. "El nuestro ha creado una corriente de solidaridad y empatía entre compañeros muy distanciado por la dispersión de las facultades en diferentes campus o profesionalmente, por pertenecer a áreas de conocimiento muy diversas", afirma con entusiasmo. Unas 220 personas de la Universidad sevillana están apuntadas al banco de tiempo, que ha cumplido su tercer año de vigencia y se ha convertido en un referente. Entre las más recientes peticiones, Rosa Muñoz menciona las de la Universidad de Burgos, los ayuntamientos de Écija y San Sebastián, que desplazó a dos personas para comprobar in situ su funcionamiento, el centro penitenciario de Fontcalent (Alicante) y la Universidad de Caldas en Manizales (Colombia).
"Lo interesante", destaca, "es que hemos generado algo nada frecuente en los bancos de tiempo, que es que los intercambios se han extendido a las propias prácticas académicas". Es decir, sin dejar de ofrecer lo tradicional en esta clase de proyectos (horas para el cuidado de niños y mayores, cocina, arreglos de ropa, reparaciones domésticas...), los trueques alcanzan también a clases de apoyo para los hijos de otros trabajadores, traducción de documentos, pasar apuntes al ordenador, clases de idiomas o aclaraciones informáticas, entre otras actividades más vinculadas a la práctica laboral que a la vida personal.
Para garantizar el cumplimiento de los trueques, en la página web del SACU existe un talonario de cheques de tiempo que los interesados deben suscribir y rellenar, dejando constancia de su obligación de devolver los minutos prestados a otros. Mensualmente se envían a los gestores del banco los cheques usados, informando así del estado de cuentas de cada uno de los apuntados. No se permite acumular una diferencia mayor de 20 horas entre el tiempo recibido y el prestado, pero sí se pueden transferir horas a otros miembros del colectivo.
Lo que más lamenta Rosa Muñoz es que de los 220 apuntados apenas un 5% sea varón. Y eso pese a que el banco de tiempo se denomina Mujeres y Hombres de Hoy. Una muestra, según su responsable, de las dificultades que siguen teniendo los hombres para conciliar y cooperar en tareas domésticas. En el otro fiel de la balanza resalta como aspectos más positivos, además del refuerzo y creación de lazos de amistad, las mejoras tanto en la motivación personal de quienes se han implicado como en el clima laboral que se deriva de la existencia del banco de intercambio de horas.