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lunes, 9 de enero de 2012

El papel de las redes sociales en los movimientos revolucionarios actuales del norte de Africa

Ginebra, 2 May (Notimex).- El relator de Naciones Unidas sobre libertad de expresión, Frank La Rue, consideró ‘clave’ el papel de las redes sociales y de internet en las manifestaciones de Oriente Medio y Norte de Africa.
‘Creo que estamos en un momento histórico’, dijo La Rue en un comunicado en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se conmemora el 3 de mayo, y reconoció que ‘nunca en la historia de la humanidad han estado las personas tan interconectados alrededor del mundo’.
Las plataformas de redes sociales han servido a los individuos para compartir y difundir información en ‘tiempo real’, y han desempeñado un papel ‘clave’ en las recientes manifestaciones.
La Rue recordó las palabras de un activista sobre las protestas en Egipto: ‘Usamos Facebook para programar las protestas, Twitter para coordinar, y YouTube para decirle al mundo’.
Internet se ha convertido en una herramienta esencial para ejercer el derecho a la libertad de expresión, tema que abordará La Rue con más profundidad en su próximo informe al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra en junio próximo.
Por otra parte, La Rue hizo un llamado urgente a los pueblos que encarnan la primavera árabe a ‘reformarse en lugar de reprimir’ y los exhortó a ‘escuchar a su pueblo’.
Los urgió a construir ‘una sociedad más fuerte basada en el consentimiento de los gobernados cuya libertad de opinión y expresión debe se respetada’
La Rue señaló que la conmemoración de la libertad de prensa este año se lleva a cabo con el escenario de fondo de las revoluciones en los países árabes y reconoció el valor de los jóvenes que salieron a expresar su desacuerdo contra décadas de opresión.
En particular, alabó el valor de periodistas , blogueros y activistas que junto al pueblo se han pronunciado por democracia, reformas y transparencia, usando con grandes riesgos su libertad de expresarse y nuevas tecnologías de comunicación como redes sociales de internet.
Sin embargo, La Rue se declaró ‘consternado y triste por los miles de personas que han perdido sus vidas en el ejercicio de este derecho, especialmente periodistas, defensores y líderes de la oposición, en particular en Libia, Siria y Yemen’.
La Rue recordó a los Estados que ‘los gobiernos más sólidos son los que permiten la participación democrática de sus ciudadanos y aquellos en los que las diferentes opiniones son discutidas abiertamente’.
Los eventos en Oriente Medio han demostrado que a largo plazo nunca es viable la opción de suprimir las voces de la gente y de igual forma han enseñado que los gobiernos están para servir al pueblo y no a aquellos que están en el poder’, concluyó el experto.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Las revueltas en el Mundo Árabe: ¿una revolución generada por Facebook?


Esta red social ha servido de plataforma para los movimientos en Egipto y Túnez. ¿Cuál es su verdadero papel en las revoluciones?
(CNN)— Los tunecinos llenaron las calles con la ayuda de Twitter. Las protestas en Egipto fueron coordinadas en páginas de Facebook como la del activista Wael Ghonim. Los disidentes libios pasaron la voz acerca de su Día de Furia la semana pasada de la misma forma.
Y aún así, hoy que el Medio Oriente parece estar inspirado en organizar revueltas en línea en contra de la autocracia, desdeñar el papel de las redes sociales en las revoluciones de 2011 se ha convertido en moda para los especialistas.
"La gente protestó y tiró gobiernos antes de que Facebook se inventara", opinó Malcolm Gladwell, del New Yorker. Un par de semanas antes, Gideon Rachman, del Financial Times, nos recordó que "los franceses pudieron tomar por asalto la Bastilla sin la ayuda de Twitter, y los bolcheviques tomaron el Palacio de Invierno sin detenerse a publicar fotografías de ellos en Facebook".
Es verdad, pero últimamente irrelevante. Esos levantamientos también tuvieron un fuerte apoyo de la tecnología que entonces les era contemporánea. La revolución bolchevique difícilmente hubiera sucedido sin los telégrafos y los trenes que desaparecieron a Lenin de la estación finlandesa en el momento adecuado.
¿Y qué hubiera sido de la Revolución Francesa sin el dispositivo de alta tecnología, salido directamente del taller del Dr. Joseph Guillotin?
Sí, por supuesto: la tecnología por sí misma no crea revoluciones. La voluntad de las personas es el ingrediente más vital. Para fomentar una revuelta, primero hay que dejar que el resentimiento hierva a fuego lento durante varias décadas. Pero eso no significa que las redes sociales en internet no puedan proveer a los vacilantes revolucionarios de un auxilio y consuelo vitales.
La noche que Mubarak renunció, los jóvenes entrevistados en la Plaza Tahir tecleaban en sus smartphones mientras esperaban a que el reportero finalizara su introducción. Adivinen qué sitio estaban revisando...
Considera lo que Facebook es: es internet refinado y enfocado en ti y en tus conocidos. Ninguna de sus funciones es particularmente nueva. Todas han sido probadas y comprobadas antes por otros sitios. Hemos estado intercambiando mensajes instantáneos, blogueando detalles y quejas diarias, y coordinando proyectos y reuniones en línea desde que los niños de la Plaza Tahir iban en brazos.
Sólo que nunca lo habíamos hecho todo en el mismo lugar, al frente de tantos de nuestros amigos, y durante horas. Nunca habíamos creado un club que tiene más de 500,000 personas y que crece más rápido que nunca, donde cabe literalmente cualquier punto de vista. Y ciertamente no habíamos llevado nunca ese club en nuestros bolsillos alrededor del mundo.
Considera qué más hace Facebook: La democracia en acción, o al menos lo más cercano que hemos visto a ella en nuestras vidas diarias. Una cacofonía de puntos de vista explota a partir de las declaraciones más breves. ¿Podrías imaginar cuántos comentarios recibirías en un tu muro de Facebook en los próximos 10 minutos si publicaras Yo <3 Ghadaffi (Yo amo a Gadhafi).
Ahora imagina que eres un dictador tratando de infiltrar los territorios de la libre expresión. No podrás. ¿Quién quiere ser amigo de un policía secreta de Libia? Vigilar quién dijo qué a quién en esta cacofonía podría tomarte toda la vida. Podrías, por supuesto, cerrar completamente el internet. Mubarak trató de hacerlo, y rápidamente se hizo obvio que también cortó la sangre vital del país: el comercio y el turismo.
O podrías hacer lo que China ha hecho durante los pasados dos años: bloquear el acceso a Twitter y Facebook específicamente. En ese caso, atraerías la atención a su poder y provocarías un alza de copias de esos sitios hechas en casa (como Renren.com o Kaixin001, en el caso de China).
Gladwell tiene razón en argumentar que sólo los lazos sociales fuertes crean revoluciones. Pero se equivoca al decir que Twitter y Facebook constituyen lazos sociales débiles.
Aquéllos de nosotros que hemos pasado incontables horas en las redes sociales sabemos lo que hay allá adentro. No es una especie de insípida escena de un bar virtual. Esta bien, existe un elemento de eso: la sensación de una fiesta perpetua es lo que atrae a muchos en primer lugar. Pero lo que nos mantiene ahí es el hecho de que las barreras entre los amigos falta de tiempo, demasiada distancia, años de silencio son aniquiladas.
Publica un breve comentario tonto en la actualización de estatus de un viejo amigo olvidado, y lo próximo que verás es que están intercambiando puntos de vista como si fueran ex compañeros de departamento. Abre un grupo de Facebook acerca del proyecto que te apasiona, y te darás cuenta de que nunca estuviste solo al querer convertir tu sueño en realidad.
Es imposible vivir en ese tipo de ambiente —y que quede claro, estamos comenzando a vivir ahí— sin darte cuenta de en qué medida falla el mundo real. Mientras Facebook continúa creciendo —la tendencia sugiere que llegará a los 3,000 millones de usuarios, o aproximadamente la mitad del planeta, en 2017—, más y más culturas monolíticas serán impactadas.
Es verdad, no todas ellas son dictaduras del tipo de Medio Oriente. Pero pueden encenderse chispas en todo tipo de modos. Por ejemplo, el segmento de usuarios de Facebook de mayor crecimiento es el de las mujeres de más de 55 años. Piensa en lo que una red de abuelas inteligentes y con la conciencia despierta pueden hacer por las regiones más pobres del planeta.
Así que tal vez exista una moda de no llamar a los eventos en Egipto y similares una revolución por Facebook. La verdadera revolución por Facebook es global, y apenas se está poniendo en marcha.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Informe OTAN: ¿Primavera árabe = Revolución Facebook?

Primavera árabe: ¿apogeo de la Web?

El año 2010 vio la consagración de las redes sociales y del papel de la Web como instrumento de movilización y de difusión de información. 250 millones de usuarios se unieron a Facebook en 2010. Al final del año, la red social contaba con 600 millones de miembros. 175 millones de personas utilizaban Twitter en septiembre de 2010, es decir, 100 millones más que el año anterior.



Los medios de comunicación occidentales elogiaron Internet y su papel “libertador” durante la revolución iraní de 2009. Según The New York Times, los manifestantes “disparaban tweets” frente a las balas. Sin embargo, Twitter fue utilizado sobre todo por la diáspora. La tesis de Evgeny Morozov, experto en Internet, desarrollada en su libro epónimo ‘The Net Delusion’, pone en duda el papel de Internet como herramienta de democratización. Es verdad que Internet es utilizada por los disidentes, pero también por las autoridades para difundir la propaganda oficial y reforzar la vigilancia y el control de la población.



Internet es ante todo un instrumento, empleado para lo mejor y para lo peor. En los países más divididos, crea un espacio de libertad que no existiría de otra manera. Su potencial de difusión de información irrita a los dictadores y vuelve ineficaces los métodos tradicionales de censura. Así, algunos regímenes se dotan de recursos para vigilar a los disidentes, especialmente vía Facebook y Twitter, e infiltrarse en sus redes.



Los términos “revolución Twitter” y “revolución Facebook” se pusieron de moda gracias a los acontecimientos que marcaron al mundo árabe a finales del año 2010 e inicios del 2011. Los movimientos “online” se combinaron con las manifestaciones “fuera de línea”, precipitando la caída de los dictadores. Las revoluciones tunecina y egipcia revelaron ser, ante todo, revoluciones humanas, impulsadas por Internet y las redes sociales.



Facebook y Twitter funcionaron como una caja de resonancia, transmitiendo y amplificando las frustraciones y reivindicaciones de los manifestantes. También permitieron al resto del mundo seguir en directo los acontecimientos, pese a la censura. El papel de los teléfonos móviles fue crucial en este contexto. Los periodistas ciudadanos alimentaron con imágenes los sitios donde se comparten fotos, videos, así como los sitios de streaming.



Las autoridades tunecinas impusieron un silencio mediático sobre los acontecimientos de Sidi Bouzid. Los medios de comunicación “tradicionales”, que no hablaban de los movimientos de protesta que comenzaban a sacudir el país, fueron remplazados, en su rol de fuente y vector de la información, por las redes sociales y los sitios web informativos, como Nawaat.org. Facebook sirvió de plataforma para que los internautas enviaran regularmente comentarios, fotos y videos. El sitio de streaming Bambuser.com también conoció su momento de gloria. Todos podían seguir los acontecimientos en directo. Los llamados a manifestarse en la Web se propagaron en otros países: Egipto, Libia, Yemen, Bahréin, Omán, Siria, Irak, Marruecos, incluso en China y Vietnam, entre otros.

viernes, 28 de octubre de 2011

Ritual in the revolution?

Chanting and dancing are more vital for political protest than information technologies and social media, says scholar.
Tarak Barkawi, 06 de octubre 2011

The hype in the West over ‘social media’ and the Arab Spring is becoming unbearable. It’s as if revolution and effective political protest were impossible until Facebook and mobile telephony came along.

Think tanks, universities, academic associations and NGOs are all jumping on the Information and Communications Technology (ICT) bandwagon. Their tag lines ring with happy liberal slogans about inclusion, peaceful change, and high principle.

One outfit is even considering whether ICTs take us “beyond revolution”, transforming the very nature of politics and governance.

Needless to say, transformations in communications technology are always significant and demand careful analysis. But it is worth asking why the hype and what is being obscured by it?

Turning the Arab Spring into a conversation about ICTs has inexhaustible political utility for the West. For one thing, there are the conversations that are not happening while all these academics and research centres debate the wonders of the internet.

First and foremost is the central responsibility of the Western powers not only for maintaining repressive regimes in power, but in many cases for setting them up in the first place. For how many decades have Western powers provided direct military and policy assistance to regimes that locked up, tortured and shot their own people, in and beyond the Arab world?

British intelligence was working closely with Libyan security services right up until the Royal Air Force started bombing Libya.

Conversations of this kind quickly lead to considerations of political and legal responsibility of Western officials. They may even take us ‘beyond’ such matters to those of financial reparation and the deeper responsibility of the West for the stolen wealth of the non-European world. It was precisely to steal such wealth that repressive regimes were supported.

One can see why talking about ICTs is less jarring to Western ears, especially those of the private and public donors who support so much of the research that occurs in universities and think tanks.

Obfuscating Western responsibility is only the beginning. The hype over ICTs and social media goes much further. It appropriates to the West - its products and technologies - the agency for the revolution. It was Western technology and Western political ideas that liberated the Arabs!

The elementary fact that the Arab Spring was brought about by ordinary people risking life and limb recedes into the background. Not only is their agency erased by the hype over ICTs, but what they fought for - political participation - also is assumed to be somehow ‘Western’.

How do ordinary people do it? They have been protesting and revolting around the world for centuries, long before mobile telephony came about.

A key is found in one of the things people use ICTs for: to organise meetings and demonstrations. As any activist or union organiser can tell you, the people are stronger when they come together, when they feel themselves in unison.

Each and every revolt in the Arab Spring, and every popular revolution that has ever happened, involves the power of the people in a very literal sense. The people assemble as a body, in demonstrations large and small.

Only once the people have assembled, and felt their own power, can they contemplate the all too evident costs of insurrection with any hope of success.

Such assemblies make use of some of the oldest and most basic forms of human sociability. Keeping together in time, people sing, chant slogans and dance. Their bodies touch and heave and give voice as one. They manage to convince themselves they can do anything, even hurl themselves upon the regime’s bayonets, as long as they stay together.

Such rituals are not the preserve of primitive tribes. They lie behind the ability of human beings to form social groups, to sink their individual identity into a larger collective. Armies use such rituals, in the form of drill, to create esprit de corps. Sports teams and their fans partake in them. Corporations try to use them to inspire their employees. They are absolutely essential to collective political action of any kind.

Once formed, such groups exhibit a remarkable characteristic. If one of their members is killed, the life force of the deceased pulsates through the survivors, bringing them all closer together, increasing their power, their cohesion, their unity. Anyone who has attended a funeral will have felt such forces, which the original Australians called mana.

The death of one, of two, of ten, of even one hundred, can make the people stronger. Truly are such rituals weapons with which one can make revolution.

lunes, 3 de octubre de 2011

Internet, otra herramienta para la revolución

Expertos en participación ciudadana coinciden en que las redes sociales han cambiado el paradigma informativo, pero apuntan que se ha sobredimensionado su papel en las revueltas árabes.
MIGUEL ÁNGEL MEDINA - Madrid - 05/04/2011
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Internet/herramienta/revolucion/elpepuint/20110405elpepuint_14/Tes


¿Habrían sido posibles las revueltas en el Norte de África y Oriente Próximo sin Internet? Esa pregunta se escucha en cualquier debate que ponga el foco en los acontecimientos sucedidos desde diciembre en la región. De tanto escucharla, habrá quien piense que lo más importante es la Red. Sin embargo, este proceso es fruto también del trabajo de años de organizaciones en defensa de los Derechos Humanos y la libertad de expresión. Internet no es más que una herramienta. Un instrumento, eso sí, que está cambiando el paradigma informativo, porque la gente ya no siempre necesita a un intermediario -como los grandes medios de comunicación- para saber qué ocurre: ahora se puede acudir también a las redes sociales y a sitios como Ushahidi o Witness.
Estas son algunas de las ideas que motivan el debate Internet y las revoluciones sociales del siglo XXI, que organiza AERCO (Asociación Española de Responsables de Comunidad) y se celebra este martes en La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid. Las conferencias podrán seguirse en Twitter, con el hashtag (tema) #isocialrev. "A la gente que trabajamos con las redes sociales, nos resulta preocupante el protagonismo que adquiere la propia herramienta, que llega a eclipsar el papel de la persona que está detrás", comenta Leila Nachawati, representante internacional de AERCO y una de las ponentes. "Se oye hablar de conceptos como revolución Facebook que, en mi opinión, oscurecen el análisis político de los conflictos y de qué es lo que nos ha llevado a este punto", añade.
Otro de los que pone 'peros' a los elogios a la Red es el bloguero iraquí Raed Jarrar, quien admite que la gente se ha ayudado de las redes sociales para movilizarse, pero también los gobiernos las han usado para reprimir, es decir, es un espacio al que puede llegar la represión de un régimen opresor. En su opinión, Internet no ha sido fundamental para las revueltas, como lo demuestran las movilizaciones en Irak, cuya penetración de Internet es menor del 2% de la población; y en Egipto, donde el Gobierno cortó el servicio de Internet, pero la revolución continuó e incluso más gente salió a la calle, lo que prueba que hay otras herramientas que siguen haciendo posibles las protestas.
Rescatando la voz de los bloggers
"Tal vez las revoluciones árabes no hubieran sido posibles sin Internet, pero eso no significa que la Red sea lo más importante", cuenta el tunecino Sami Ben Gharbia, director de Global Voices Advocacy. "En cualquier caso, cada revolución, cada cambio, necesita un medio para expandir su mensaje", continúa, y en este caso ha sido Internet. Ben Gharbia sabe bien a qué se refiere, ya que la organización en la que colabora es una red internacional de bloggers que traducen y defienden a los blogs y medios ciudadanos de todo el mundo.
De cualquier manera, el impulso a estos movimientos sociales no puede atribuirse únicamente a Twitter y Facebook. Dos de los expertos que participan en las jornadas de La Casa Encendida representan alternativas a las redes sociales mayoritarias, como son Witness y Ushaidi. Matisse Bustos, responsable de comunicación de la primera de las páginas, comenta que Witness (Testigo) es una organización internacional que defiende los Derechos Humanos y trata de documentar, a través de vídeos, si son vulnerados. Su reto es proteger la identidad de los activistas para garantizar su seguridad, así como tratar de que el mayor número posible de gente vea los vídeos para contrastar si se trata de una información real.
Por su parte, Ushahidi es una herramienta que permite crear mapas interactivos muy útiles en situaciones de crisis o peligro a partir de la información que envían los ciudadanos por medio de distintos canales, como correo electrónico, Twitter o incluso mensajes de móvil. Dale Zak, que ha participado en el desarrollo de esta tecnología, señala se trata de un proyecto de código abierto que sirve para desarrollar el periodismo ciudadano y que ha jugado un papel fundamental, por ejemplo, el reciente terremoto en Japón y la posterior crisis nuclear.
Con este impulso, los grandes medios informativos también están cambiando su percepción de la actualidad y utilizan cada vez más el periodismo ciudadano y las fuentes que proporcionan las propias personas. Un ejemplo de ello es Al Yazira, cuya cobertura de las revueltas -en la que ha participado Bilal Randeere, ponente en las jornadas- ha inspirado a otros medios por su búsqueda de testimonios a través de las redes sociales allí donde los periodistas no llegan. Pero también en este punto hay reservas. "La mayoría de los grandes medios tienen grandes intereses y en muchas ocasiones prefieren apoyar a los gobiernos en lugar de a los ciudadanos", apunta Jarrar. "Por eso, hay que crear alternativas a los grandes grupos de comunicación".